Como siempre ante cada nuevo reto, los nervios y la timidez
invaden a cada una de las personas implicadas . Presentarse uno mismo no
siempre es fácil y es por eso que el primer día se decide utilizar diferentes
dinámicas para saber un poco más de cada una de las participantes.
En lugar de empezar presentándonos de la forma más habitual como
puede ser preguntando quién eres o de dónde, se ha pedido que cada una coja una
cartulina y escriba el nombre por el que quieren ser llamadas. De este modo las
participantes cuentan la historia de su nombre sin ser preguntadas por ello y
con total libertad de explicar lo que quieran.
La participante “S” explica como para ella venir aquí supone una
vía de escape. “Es una forma de volver a la infancia, de compartir con otras
personas y olvidar los problemas durante un rato”.
Una vez todas han tenido oportunidad de hablar acerca de su
nombre, lo siguiente que se les pide es que elijan un objeto y un poema de
entre varios expuestos en una mesa. Cada una habla sobre el objeto que tienen
en la mano y el porqué de esa elección. “F” cuenta como este ejercicio es una
forma de soltarse y ayuda a exteriorizar lo que sienten. “Ayuda a crear un
vínculo con las demás chicas. He entrado sin confianza y poco a poco la voy
ganando”. Escuchamos y respetamos el turno de palabra de cada participante.
Salen a luz muchas cosas. Hablamos sobre la felicidad y la vida, sobre
historias del pasado y las preocupaciones del presente. Con este ejercicio
conseguimos que todas compartan historias.
Conforme las participantes comienzan a sentirse cómodas, se puede
apreciar como el ambiente es mucho más cálido. Proponemos otra dinámica para
darles la oportunidad de darse a conocer y mostrar un poco más de ellas y a su
misma vez integrarse en el grupo que poco a poco se está construyendo. Se trata
de un juego en el que cada una tendrá que escoger una carta y leer la pregunta
escrita en ella. La pregunta se contesta y vemos cómo vinculan la respuesta con
experiencias propias. En la misma tarjeta hay también una pregunta escrita que
tendrán que leer en voz alta y decidir qué compañera debe contestar. Al
finalizar la dinámica son muchas las emociones e historias compartidas. Es por
eso que el ejercicio cierre tiene que
lograr que las participantes comiencen a adquirir confianza en sí mismas.
Decidimos hacer la “Silla de la Autoestima”.
Una a una las participantes van
sentándose en una silla colocada en medio de la sala y el resto de compañeras
vamos acercándonos y decimos en voz baja algo que nos guste de ellas. Las participantes se emocionan. No están
acostumbradas a escuchar cosas buenas sobre ellas. Se trata de un ejercicio con
mucho poder emocional.
Con esta actividad damos por finalizado el primer día. Un primer
día que ha servido para unir a un grupo de personas de diferentes edades y
diferentes nacionalidades. Llegaron por su cuenta y abandonan todas juntas
hablando entre sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario